Y así acaba esta temporada en la NBA: con el equipo más dominante del año ganando su primer campeonato. Oklahoma ya tiene su anillo tras cerrar estas Finales en casa con un 4-3 que será muy recordado, sin duda, pero no solo por el brillantísimo nivel de baloncesto que nos han regalado Thunder y Pacers, sino también por el desenlace más desgraciado, inmerecido y triste que se podía tener. La lesión de Tyrese Haliburton, que todo apunta a tendón de Aquiles pero ojalá nos equivoquemos, ha lastrado claramente la última contienda entre estos dos maravillosos finalistas. Indiana intentó remar y mantener el orgullo hasta los últimos minutos, pero nada era suficiente. Nada de esto quita ningún mérito al campeón, y muchísimo menos a estos Pacers de Rick Carlisle, que serán inolvidables dentro de la historia de esta competición.